martes, 11 de abril de 2023

¿Por qué un blog?


Nunca creí que algún día estaría escribiendo un blog (Wikipedia me ofrece como traducción un “ciber diario”), pero hoy me parece un ejercicio estimulante. A punto de alcanzar la mayoría de edad, que mi amigo Augusto Klappenbach establecía en los ochenta años, descubro que la tecnología me ofrece la oportunidad de comunicar mejor algunas ideas y experiencias. Me permite también recuperar algunos de los textos que he escrito, con los que hoy más me identifico. Aspiro a que esta manera de dirigirme a interlocutores hoy para mí anónimos, me permita ser útil para alguien y al mismo tiempo enriquecerme a través del diálogo.

Este ejercicio tiene a la vez algo retro, en la medida que me fuerza a rememorar historias. Escribo esto el día en que se cumplen sesenta años de la canción “Al vent”, una especie de himno antifranquista del cantautor valenciano Raimon. Durante nuestro exilio en Madrid encontré consuelo y energía en su proclama de exponer la cara, el corazón y las manos al viento del mundo. Es lo que trato de hacer ahora. 


Escribo también esto en el contexto de un país que luce exhausto, en el que se multiplican los desencuentros y las frustraciones. Se atribuye a distintos autores la frase de que “antes el futuro era mejor”. En mi opinión, diría más bien que "antes podíamos creer en el futuro". En el caso argentino, la reiteración de problemas que agobian a la sociedad y no son resueltos puede crear la ilusión de que el futuro simplemente no existe, sino que es una permanente repetición de lo viejo, cada vez más deteriorado.   

Mi reflexión se focaliza sobre las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad. En otras palabras, sobre el desarrollo. Durante décadas muchos latinoamericanos muy lúcidos se han preguntado cómo crecer, cómo reducir la pobreza, cómo generar igualdad de oportunidades, creando modelos simples y didácticos, como el triángulo de las interacciones, o complejas exploraciones computacionales como el “Modelo del Mundo” de la Fundación Bariloche. En todos estos modelos la ciencia y la tecnología ocupaban un lugar central.  Hoy, con la perplejidad que dan los años, descubro que muchas de las discusiones actuales, pobladas de grietas pasionales, habían sido ya planteadas y en alguna medida saldadas muchas décadas atrás.   

No hay dudas de que la revolución científica y tecnológica se ha acelerado y profundizado en los últimos tiempos, permitiendo que quienes inventan nombres para caracterizar momentos históricos hablen de “cuarta revolución industrial”. Obviamente, esto obliga a analizar los cambios y sus efectos sociales, repensar las instituciones del conocimiento (fundamentalmente, las universidades y el sistema científico tecnológico) y diseñar nuevas políticas abiertas a las tendencias globales, pero concebidas desde el contexto local.  

Muchos de los debates latinoamericanos de hace varias décadas tienen interés sobre todo para los historiadores, pero sin ninguna duda algunos de los ejes estratégicos que identificaron conservan todavía vigencia y pueden servir como faro para iluminar el sendero de las nuevas políticas. Con esta perspectiva y como tarea orientada a superar la crisis actual, me propongo aportar algunas ideas e invitar a quienes lo deseen a contribuir a un debate hoy muy necesario para ahuyentar dos fantasmas: el de lo repetitivo y lo imitativo a ciegas.  

Mario Albornoz 

 

2 comentarios:

  1. un gran Maestro.Fui su alumno en 2001 en Quilmes Virtual. Un saludo desde Comodoro Rivadavia

    ResponderEliminar
  2. Te agradezco el recuerdo. Me alegro si te he sido útil y si he podido ayudarte a pensar. Un abrazo.

    ResponderEliminar

Comentarios